1998 fue el año en que AC descubrió los alcances de la teoría de la relatividad de la peor manera posible. El año en que AC vivió en peligro y a solas: “Una cosa es ser solitario y otra es estar solo. Solitarios somos todos. Yo estaba orgulloso de ser un solitario. Pero estar solo... fue tremendo. Me quedé solo en Madrid en un mes que no me acuerdo del año pasado. Adentro de una esfera a miles de metros de profundidad. Y cuando uno se queda solo de noche, llega un momento en que dice no duermo más. Y pasa un día, y pasan dos días, tres...”. Honestidad brutal es eso. Más allá de las diferentes épocas de las canciones y la manera de grabarlas, es la hoja de diagnóstico de un tipo bien acompañado pero cantando a solas, variando y desvariando sobre un mismo tema: el descubrimiento o la invención de la soledad como socio del silencio, con la autoridad del dolor y el ambiguo orgullo que da sentirse el primero en contraer el virus. La enfermedad soy yo y Yo vengo a ofrecer mi corazón, pero más para la disección que para el transplante.
Lo que hay es parte de lo que hay: cerca de 200 grabaciones, un repertorio posible de 100 canciones y una selección de (no calcule), por lo menos sesenta, listas o casi listas. Espero seguir mostrando, lo que valga la pena, en el futuro...
¡¡Que es ahora!!
Ademas, la honestidad no es una virtud es una obligación. La brutalidad, en cambio, es un derecho que tienen algunos sistemas nerviosos frágiles. Volar es solamente para los pájaros. ANDRES CALAMARO -1999.
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abrazo desde Chile